
“A nadie le amarga un dulce”, esta frase proverbial de la cultura española a veces entra en contradicción con el tan de moda estilo de vida saludable.
Nos bombardean a propósito de dietas para sentirnos y estar mejor. Y normalmente, todas las estrategias alimenticias le declaran la guerra al azúcar y por ende al dulce. Pero apliquemos el sentido común y permitámonos deleitarnos de vez en cuando con un pastelillo, galleta, bombón o churros con chocolate. Que seguro que es bueno para el alma.

Ahora que no podemos ir a merendar a las pastelerías, dónde se come por la vista y el olfato. Ahora que volvemos al tan odiado y cansino retiro de nuestras casas, necesitamos gozar de pequeños placeres en nuestra intimidad. Ahora que las celebraciones se hacen en “petit comité” y en voz baja, ahora podemos disfrutar de dulces industriales de calidad.
¿Oxímoron? No, realidad.
El maestro y artista pastelero que tanto nos gusta Christian Escribà junto a su amadísima Patricia Schmidt, una sugarcrafter que esculpe el dulce a la perfección (sus flores de azúcar son algo increíble) lanzan una selección de productos para el mercado de tiendas gourmet y grandes superficies con su sello y garantía. Y como no podía ser de otra manera, Escribà Dreams es el nombre elegido para la comercialización, sus alusiones oníricas, la fantasía, la ilusión y la felicidad están siempre presentes en sus creaciones.

Y es que la industrialización de alimentos, no debería estar enfrentada a la calidad de los mismos. La profesionalidad que estos artistas pasteleros dan a estos paquetitos de bombones y galletas, aportan un valor añadido que valoramos muy gratamente los golosos compulsivos.
Bombones de almendra caramelizada, cubiertos de fresa y chocolate con sabor a yogur o cookies con pepitas de chocolate blanco, hasta siete especialidades por ahora en Escribà Dreams que se podrán adquirir en el Corte Inglés y otras casi 80 tiendas especializadas gourmet. También en Ametller Origen… pero ese es otro proyecto con otra historia que merece otro artículo.